Cuando salió fui
nerviosa al salón y desperté a mi yerno que aun dormía como el día anterior con
un notable bulto en sus calzoncillos.
Tras darnos los buenos
días le dejé que se espabilara y que se levantara. Le dije que teníamos que
hablar, asintió, se levantó y se puso a
mi lado cruzando sus brazos y esperando
que yo hablara.
Estaba muy nerviosa y no
sabía cómo empezar.
Suegra: Creo que lo que pasó
ayer en la ventana es algo que no está bien y que no debes volver a hacer. No
entiendo cómo se te ocurre hacerme algo así estando mi hija al lado. No dije
nada para no crear una situación desagradable.
Él estaba muy tranquilo,
parecía contener una leve sonrisa y cuando terminé de hablar me miró a los ojos
y me puso su mano en el brazo acariciándome con mucha seguridad.
Yerno: Suegra, hace tiempo
que tenía que haber hablado contigo. Tu hija y yo tenemos algunos problemas.
Ella no siente interés por el sexo desde hace años y yo aun soy un hombre joven
y con necesidades. He estado tentado de buscar una amante pero me da miedo por
todos los problemas que eso puede traer consigo porque yo no quiero separarme
de Ana ni de los niños.
Tú también sigues siendo joven, no tienes pareja, me gustas mucho y
nunca harías nada que perjudicara a tu hija.
Perdóname… ayer se me fue la cabeza y no me pude contener pero debes
entenderme… eres la candidata perfecta.
Me quedé atónita escuchando
su explicación y sin saber qué contestar.
No imaginaba que la cosa
estuviera tan mal. Con algo de vergüenza le pregunté si él no se aliviaba solo
y me contestó que sí pero que ya estaba cansado de aquella rutina y que sentía
una enorme tristeza de no tener con quien compartir su sexualidad. Le dije que
le entendía, a fin de cuentas a mi me pasaba algo parecido y me ofrecí a hablar
con mi hija para intentar solucionar la situación.
Él me miraba con ternura
mientras yo hablaba y cuando terminé volvió acariciarme.
Yerno: ¿Ves por qué te quiero
tanto?... eres una mujer estupenda pero no conseguirás nada. Las cosas son como
son. Ella no va a cambiar y yo… yo te
quiero como suegra pero te deseo como mujer, así que si quieres ayudarme solo
hay una manera.
Llevo su mano a mi cara
y acarició mis labios con el pulgar.
Yo estaba otra vez
bloqueada pero tras unos eternos segundos conseguí reaccionar. Tome su mano
entre las mías y le confesé.
Suegra: Ángel, eres un hombre
guapo y dulce. No entiendo como mi hija puede tenerte tan desatendido pero es
mi hija y aunque fueras el último hombre en el planeta nunca me acostaría
contigo.
No me lo creía ni yo.
Entonces él me cogió las
dos manos y tiró de mí para abrazarme por la cintura y pegarme a su cuerpo.
Apoyó su frente contra la mía y mirando hacia abajo como con cierto pudor me
dijo.
Yerno: Vale, no te acuestes
conmigo pero… deja que me alivie contigo.
Suegra: ¿Aliviarte?... ¿qué
quieres decir?
Dudó unos segundos y
respondió.
Yerno: Déjame que te toque.
Podría masturbarme mientras te acaricio. Te prometo portarme bien y no hacer
nada que no quieras pero déjame tocarte. Te deseo más que a nadie.
¡Joder! Otra vez estaba
cachonda perdida pero no era solo lo que me estaba diciendo, era todo… sus
caricias… su olor… y su polla que ya se
estaba haciendo notar entre nuestros cuerpos. Solo que ahora él no llevaba
pantalones y podía sentirla en mi vientre tras la fina tela de sus calzones.
Suegra: No sé, me pides mucho.
Yerno: Por favor, susurró
bajito.
Yo estaba muy excitada y
mi voz salía a duras penas de mi garganta.
Suegra: Está bien pero lo
hago por vuestra estabilidad y haz solo lo que yo te diga.
A él se le cambio la
cara y sonrió pícaramente.
Suegra: Venga, acompáñame al
baño.
Yerno: ¿Al baño? Pregunto él.
Suegra: Claro, al baño. Te
vas a hacer una paja ¿no?
Yerno: Bueno sí pero yo creo
que es mejor aquí en el sofá. Aun está la cama sin hacer, estaremos más cómodos
y puedo verte mejor.
Suegra: Pero que tonto eres,
qué vas a ver si soy una vieja.
Me separé de él dándole
un empujón que lo dejó caer en el sofá y me fui hacia la puerta contoneándome
coqueta para echar la llave.
Yerno: Ya, ya, una vieja.
Pues mira como me pone la vieja.
Me volví hacia él justo
para ver como tiraba del elástico de sus calzones para abajo y liberaba su
polla tiesa.
El corazón me dio un
brinco, pero él actuaba como si fuera lo más normal del mundo y en un segundo
estaba en el sofá en pelotas y tocándose el rabo.
Suegra: Bueno, qué quieres que haga.
Yerno: Desnúdate.
Dudé unos segundos. Él
me miraba impaciente mientras se tocaba y yo me hacía la interesante.
Primero me desabroché el
sujetador y luego me quité la camiseta de dormir lo más sensualmente que pude.
Suegra: ¿Te vale así? Le dije
poniendo mis brazos en jarra y sacando tetas.
Yerno: No, no… quítate las
bragas. Quiero verte desnuda.
Me senté junto a él, me
quité las bragas y se las ofrecí.
Suegra: ¿Las quieres?
Yerno: Sí, sí gracias.
Las cogió y aspiró de
ellas.
Sonreí y le reprendí.
Suegra: Eres un guarrete.
Me puse de rodillas a su
lado sobre el sofá. Él primero me miró las tetas y luego bajó su mirada hasta
mi coño que, aunque estaba arregladito para ponerme el bikini, conservaba todo
el bello.
Me dijo que le encantaba
como lo tenía. Que todo en mi le gustaba. Yo intentaba hacerme la dura pero
estaba muy caliente y no estaba segura de si aguantaría sin pedirle que me
follara.
Yerno: Date la vuelta, quiero
verte el culo.
Suegra: Vale…
Aun de rodillas me di la
vuelta para que me viera el culo pero con la cabeza girada hacia él pare ver lo
que hacía. Sus ojos miraban extasiados y su mano agitaba la polla con más
ímpetu.
Lo eché un poquito hacía
atrás y le susurré.
Suegra: ¿Te gusta?
Yerno: ¡Hostia suegra! No me
gusta… me encanta… me estás volviendo loco. Estaría follándote hasta mañana.
¡Vaya culazo que tienes!
Me lo acaricié
sensualmente y él parecía que iba a explotar.
Yerno: Échate hacia adelante.
Gimió con un hilo de voz.
Me eché hacia adelante apoyándome
en las manos y separé las piernas un poco para que pudiera verme bien el culo y
el coño.
Agaché la cabeza y me
asomé entre mis piernas. No le veía la cara pero si veía como agitaba su polla.
Por fin un momento de
respiro en el que él no podía ver mi cara. Lo justo para cerrar los ojos y
dejarme llevar disfrutando mi calentura solo un instante.
Entonces sentí como
apoyaba su cara en mis nalgas. La tenía ardiendo y me acariciaba con ella.
Comenzó a besarme el culo y me incorporé un poco.
Suegra: Shhhhh!, no… chupar y
esas cosas no, solo tocar.
Yerno: ¡Joder suegra!, estas
muy suavita y hueles muy bien. Deja que me lo coma que me va a dar algo.
Suegra: No. Hemos dicho que
solo tocar. Le dije agitando mi culo para torturarlo.
Entonces cambió de mano
y comenzó a masturbarse con la izquierda para poder magrearme el culo.
Se masturbaba torpemente
y en su cara tenía un gesto de frustración.
Suegra: ¿Quieres que lo haga
yo?
Dije sin creerme lo que
acababa de decir. Me miró y asintió sorprendido.
Pasé por encima suya
para ponerme del otro lado y el aprovechó para sobarme toda. Me coloque de
nuevo de rodillas para que pudiera tocarme el culo y le cogí la polla.
¡Ohh, Dioosss!, sí que
estaba dura… durísima, caliente y suave.
Suegra: Lo hago solo porque
estoy viendo que tú no puedes hacerlo bien.
Sí, sí… una mierda.
Estaba loca por metérmela pero me hacía la sacrificada.
Mientras se la meneaba,
él iba metiendo su mano cada vez más entre mis muslos y me rozaba el ojete y el
coño. Yo seguí haciéndome la desentendida pero estaba chorreando y rabiando por
sentir su mano un poco más adentró donde mi clítoris esperaba ansioso.
Suegra: ¿Lo hago bien?, nunca
he hecho esto.
Yerno: Sí, muy bien. Pero
aunque no pueda tocarte, creo que lo harás mejor si te pones entre mis piernas.
Suegra: Vale pero está
pendiente del ascensor a ver si va a llegar Ana y nos pilla encerrados.
Me bajé del sofá,
coloqué un cojín en el suelo, me arrodillé entre sus piernas y puse mis tetas
alrededor de su polla para seguir con la paja. Al menearla con mi mano, el
capullo me rozaba la barbilla.
Suegra: ¿Te gusta así?
Él no dejaba de mirarme.
Yerno: No me lo puedo creer
suegrita, me vas a matar de gusto. Por qué no me la chupas un poquito.
Suegra: ¿Eres tonto?, ¿cómo
te la voy a chupar?, eres el marido de mi hija.
Mi voz sonó algo
irónica.
Como si lo que estaba
haciendo fuera algo normal.
Yerno: Pero puedes darle un
besito ¿no?. Me dijo con la voz ronca.
Suegra. Bueno pero solo un
besito.
Me humedecí los labios y
mirándole a los ojos le di un tierno beso en su capullo. Dejé mis labios en
contacto con su polla unos segundos. Unos segundos en los que sentí su tibieza
y el olor a macho que desprendía. Mi coño se contraía como en un orgasmo a
pesar de que no me estaba corriendo. Era como si me estuviera protestando.
Gritándome… ¡fóllatelooo!!
Yerno: Ugggh!, suegra qué
cabrona eres… me vas a matar.
Yo sufría más que él y
cada vez me importaba menos lo que pensara. Yo también quería correrme, así que
con la otra mano comencé a frotarme el coño sin importar si él lo notaba.
Lo miré a los ojos y le
dí otro besito pero esta vez entorné los ojos como una perra y apreté mis
labios entreabiertos contra su capullo.
Suegra: ¡Uhmm! Eres malo, no
te mereces estos besitos. Le dije ronroneando.
Yerno: ¡¡¡Dios!!! Suegra, no me martirices más, ten compasión,
¡joder!, chúpamela, voy a correrme.
Comencé a meneársela con
más fuerza pero con una sola mano cada vez lo hacía peor. No podía dejar de
tocarme el coño a punto de correrme así que no lo pensé más. Le cogí la polla
por la base liberando el resto del tronco y me la metí en la boca de golpe
comenzando a mamar con toda el ansia que tenía reprimida.
¡uhmmmg!, joder que
buena estaba. Cerré los ojos sintiendo su sabor y cómo me llenaba la boca.
¡uhmmgff! ¡que dura y
caliente!
Sentí una ola de calor
recorrer mi cuerpo. Un placer que nunca había sentido.
Mi yerno comenzó a
resoplar al borde del orgasmo.
La saqué de mi boca para
coger aire y una capa de babas viscosas me cubrió la mano.
Suegra: Así, así cariño,
córrete, córrete en mi boca…!¡uhmmf!
Volvía engullirla y,
tras unas cuantas mamadas más, comenzó a saltar dentro de mi boca escupiendo un
caliente chorro de esperma contra mi paladar.
Seguí mamando y tragando
toda la leche que iba saliendo hasta que un intenso orgasmo me obligó a
respirar por la boca derramando sobre mis tetas un buen buche de babas y lefa.
Suegra: Sí, sí, así… así… yo también me corro cabrón … me corro contigo…
me corro contigo… uhmmmmmggffffffffff
Tras correrme me quedé
desmadejada entre sus piernas con su polla aun palpitando sobre mi cara.
Pasaron unos segundos de total relajación y me sentía como en el cielo mientras
recuperaba el aire.
Mi yerno me acariciaba
el pelo hasta que de pronto el ruido de la máquina del ascensor nos sobresaltó.
Suegra: Corre, me voy a la
ducha. Puede ser mi hija. Guárdate eso y ve a quitar la llave. Actúa como si te
acabaras de levantar.
Me levanté corriendo
pero mi yerno me agarro por la mano. Tiró de mi y se incorporó para darme un
piquito y un azote en el culo.
Suegra: Anda sinvergüenza. Ya
te has salido con la tuya. Le dije con una sonrisa.
Yerno: ¡Uy! ¡que va!. Quiero
mucho más.
Suegra: Ni lo sueñes. Le
dije mientras huía hacia el baño.
Entre en el baño, cerré
la puerta y me recosté sobre ella aun desnuda y con las piernas temblando.
Escuché y efectivamente
era mi hija la que llegaba. Casi nos pilla.
Miré hacia el espejo y
me vi reflejada, desnuda, con el pelo alborotado y la barbilla brillante. Parecía
una puta.
Era una puta.
La puta de mi yerno.
Muy bueno, cuidas muy bien tu escritura y la historia es muy interesante.
ResponderEliminarfantastico como me ha puesto tu ytelato
ResponderEliminarmuy pero muy bueno espero q siga tu historia la verdad q es uno de los mejores relatos que lei hasta el momento
ResponderEliminarEXCELENTE, FELICITACIONES Y GRACIAS POR COMPARTIR TU EXPERIENCIA
ResponderEliminarEs real?
ResponderEliminarNo amigo. Es un relato pero el mundo está lleno de historias parecidas.
ResponderEliminarExcelente y eroticooo.. pero ya tardaste para sacar la 4 parte y tambien de la Ladron de Braga,,, espero salgan prontoooooooo
ResponderEliminarSALUDOS Y SIGUE ASIIIII
Cuando publicas la 4ta parte.... Le rompe el culo a la suegra o no?
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